Millizen Uribe: Los partidos no deben ser maquinarias de pensamiento único

Los partidos políticos, surgidos tras las primeras experiencias de la democracia moderna, se han consolidado como pilares fundamentales de la democracia representativa, cumpliendo funciones esenciales como la participación electoral, la integración de gobiernos, la socialización política y la formación de opinión pública. Además, ofrecen diversidad política y aseguran un sistema de pesos y contrapesos imprescindible para la vida democrática.

Recientemente, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y su presidente en la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, evidenciaron los desafíos actuales de los partidos para manejar conflictos internos y la crítica pública.

La tensión suscitada por la carta firmada por la primera dama y las hijas del presidente Luis Abinader, que cuestionaba la exclusión de las tres causales del aborto en el Código Penal, puso a prueba la capacidad del PRM para gestionar la comunicación y mantener la cohesión política. Esta situación refleja el debate contemporáneo sobre la adaptación de los partidos tradicionales ante nuevas demandas sociales y la complejidad de equilibrar las diferencias internas con las responsabilidades democráticas.

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